MIRADAS QUE MATAN

Hay miradas como agujas, como dagas que calan en nuestras miradas con mas profundidad de la que estamos acostumbrados a soportar.

Entrenar nuestras "dagas" perfecciona la puntería y la efectividad para cumplir nuestros deseos.
¿Qué miramos cuando miramos?
Asesinatos a ojo armado, pestañas que se tocan, caricias de tiburón sin párpados. Ojos que no se cierran ante la adversidad, sino que permanecen abiertos al daño inminente, al corte tajante de ojos que nos miran.
Pupilas contraídas por la exposición a la luz y entregadas al peligro de una mirada filosa dispuesta a matar.
La efectividad de nuestras miradas esta depositada en los ojos que nos miran.
No depende de entrenar estereotipos obvios que no conducen a ninguna parte. Hay que detectar la respuesta desde el menor estímulo en la daga del receptor.
Una mirada permeable reacciona coherentemente al menor estímulo y se condice con el deseo de quien nos mira. Una mirada que escucha sabe que decir.
Las miradas que dialogan se entregan a la lucha sin escudos, entonces el campo de batalla esta listo. Es pertinente dar el golpe mortal. Mirada franca, expuesta, mirada relámpago que contrae y dilata la pupila de nuestro "oponente" en un no-parpadear de ojos. La daga se clava en la retina en un corte limpio que demora en sangrar. Entonces el daño esta hecho, no hay vuelta atrás. Las pestañas se tiñen de rojo profundo, rojo sangre. Nuestros ojos y sus ojos se cierran, ya cumplieron su trabajo. Es hora de que otros sentidos se encarguen.

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